martes, 27 de septiembre de 2016

Efectos de los desórdenes alimenticios y Si sospecha que su hijo padece un desórden alimenticio



Efectos de los desórdenes alimenticios
Principalmente el desorden alimenticio puede ser resultados de graves problemas de salud mental y de conducta, así como de trauma (como abuso sexual), también es cierto que puede dar lugar a graves problemas de salud estrictamente física. La anorexia y la bulimia pueden provocar deshidratación y otras complicaciones médicas, como los problemas cardíacos y la insuficiencia renal. En casos extremos, los desórdenes alimenticios pueden conducir a malnutrición grave e incluso a la muerte.
Cuando una persona padece anorexia, su cuerpo entra en un estado de inanición y esta falta de nutrientes puede afectar al organismo de muchas formas diferentes:
·         descenso de la tensión arterial, el pulso y la frecuencia respiratoria
·         pérdida de pelo y rotura de uñas
·         desaparición de la menstruación
·         crecimiento de lanugo, un vello fino que puede crecer sobre toda la piel del cuerpo
·         mareo e incapacidad para concentrarse
·         anemia
·         inflamación articular
·         fragilidad ósea
Cuando una persona padece bulimia, los vómitos constantes y la falta de nutrientes pueden provocar:
·         dolor abdominal permanente
·         lesiones en el estómago y los riñones
·         caries dental (por la exposición de los dientes al ácido del jugo gástrico)
·         hinchazón de mejillas, debido a que las glándulas salivales se dilatan de forma permanente por el hecho de vomitar tan a menudo
·         desaparición de la menstruación
·         pérdida de potasio (esto puede contribuir al desarrollo de problemas cardíacos e incluso a la muerte)





Si sospecha que su hijo padece un desórden alimenticio




Si sospecha que su hijo o hija padece un trastorno del apetito, es importante que intervenga y le ayude a fin de que lo puedan diagnosticar y tratar correctamente.
Los niños que presentan este tipo de trastornos suelen reaccionar a la defensiva y se suelen enfadar cuando se le habla sobre el tema por primera vez.
A muchos les cuesta admitir, incluso ante sí mismos, que tienen un problema. A veces el hecho de tener un amigo o un familiar que haya recibido tratamiento por padecer un desórden alimenticio les anima a dejarse ayudar. 

El miedo a estar gordo o a tener sobrepeso es el problema central de toda persona afectada por un desórden alimenticio.
Intentar ayudar a alguien que cree que no necesita ayuda puede ser muy difícil. De todos modos, es fundamental que, por mucho que su hijo se resista, usted se encargue de proporcionarle la ayuda profesional que necesita. Reclute a amigos y parientes a quienes sabe que su hijo aprecia y en quienes confía para que colaboren en el proceso.





Su hijo es posible que se muestre más receptivo y más abierto al diálogo si usted se centra en lo que le preocupa y utiliza frases en primera persona (yo) en vez de en segunda persona (tú). Por ejemplo, evite frases como "tienes un desórden alimenticio" o "estás demasiado delgado", que solo pueden provocar enfado y negación. En lugar de eso, pruebe con frases del tipo: "Me preocupa que hayas perdido tanto peso en tan poco tiempo". Cite cosas concretas que su hijo haya dicho o hecho que a usted le hayan preocupado y explíquele que usted necesita que lo vea un médico para tranquilizarse.
Si, aún así, encuentra resistencia por parte de su hijo, hable con su pediatra o con un profesional de la salud mental sobre otros posibles enfoques que los pueda ayudar.













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